Y como en la inmensa mayoría de las empresas llega esa época tan dorada donde los regalitos vienen y van… y donde más se nota es delante del despacho del consejero delegado de Itinere, justo donde estoy yo. El chaval, en cuestión, se ha debido de portar tela de bien este año, porque no paran de traerle vinos, jamones, etc etc… está visto que yo no me he portado muy bien, porque lo único que me han traido es un montón de iluisones y encima tuve que pagar 20 euros el décimo por cada una de estás ilusiones.
Pues eso! Aprovecho la ocasión para hablar de la gente del curro, a los que debemos de aguantar… o más bien los que tienen que agutarme a mí, un día sí y otro también, porque yo la verdad que no llego nunca de mal humor, pero salir cabreao salgo alguno que otro!! Mis compañeros son la inmensa mayoría gente joven, si bien el niñato de la casa soy yo porque en toda la planta soy el más chico, y apostaría que poquitos más que yo en todo el edificio tienen menos edad que yo. Todos bastante jóvenes.
Recuerdo aún la entrevista con Aurora López, la encargada de RR.HH. que se encargó de ver cómo de tocao de la cabeza estaba y ver si era o no apto para el curro. Y como la chica se lo debió de pasar tela de bien conmigo durante la hora y media de charla pués como que me subió a una 4ª planta, me presentó a un directivo que me mostró un cartel de trabajo y más trabajo, y me llamó para decirme que me querían en el puesto una semana más tarde. Y así me colé yo en Itinere sin saber muy bien de qué iba eso del mundo de las concesiones.
Ahora ha pasado casi un año de ese día, y el grupo de gente que aquí trabaja ha cambiado un poco mucho bastante. Ahora ya no soy Fernando, ni tan siquiera Joselito (menuda ocurrencia tuve de enseñarle a mi Director de Planificación y Control la foto del cumpleaños de Mai en Edimburgo vestido de Torero….), ni tan siquiera tampoco Fernandito (esa es otra, llamar a mi abuela y decir: «Abuela que soy Fernandito» fue otra ocurrencia…), ahora soy «el Quillo» hasta para mi compañero de 58 años que tengo a la derecha… Mi compañera le contesta a su madre «que se la pica un pollo», el otro compañero llega diciendo que el Cádiz ha perdido otra vez, y mi jefe me pregunta siempre «quilllloo comostáh!» Yo de momento no he adquirido ninguno de sus hábitos, ni tan siquiera el de trabajar… jejeje, bueno aunque cuando las cosas se tuercen, ahí está el tío para subir a hablar con el viceprisendete de la compañia sobre la M-50, que por cierto he de reconocer que me impresionó más el despacho de este hombre que el hecho de tener que subir a ver al vicepresidente.
Las cosas aquí la verdad es que están muy bien, he aprendido lo que vale un peine, y también lo que vale una carretera, un hospital, un tren y hasta un aeropuerto,… y de baratos nada de nada, porque para nada lo que tiene el Estado en sus arcas, ya que todo está en concurso para no tener que gastarse mucho dinero,… Está visto que es mejor gastarse el dinero en criticarse los unos a los otros… La relación con mis compañeros es genial, y fue en la pasada cena de navidad (o mejor dicho coctel, porque alli nadie comió, mas bien todo el mundo estaba de pie bebiendo y cogiendo lo que se podía). Acabamos en un bar-café tomando copas y dando juego tres andaluces, uno con un gorro de mamá-noel, otro contando chistes, y yo la verdad que no recuerdo mu bien que contaba, pero lo que si decían era que no callaba debajo del agua… solo cuando bebía descansaban un poquito!!!
Estos son algunos de los que asistimos al acto, aunque luego nos juntáramos 30 en un minibar para demostrar que somos mejores que las anchoas dentro de una lata!